viernes, 8 de abril de 2011

SEMANA SANTA






Semana Santa by relisoft



DOMINGO DE RAMOS
Entrada triunfal en Jerusalén


Jesús descansó el sábado en Betania. A la mañana siguiente salió
hacia Jerusalén y empezó a subir la ladera este del monte de los Olivos. Cerca de allí estaba la aldea de Betfagé, Jesús mandó que le trajeran un pollino. Aparejaron el animal con sus mantos y Jesús montó sobre él. La gente que subía a la fiesta de la Pascua y empezó a vitorear:
-¡Hosanna al Hijo de David!
Muchos se quitaban los mantos y los extendían  por donde pasaba Jesús; otros cortaban ramas de olivo, las esparcían a su paso. Cuando apareció a la vista Jesús y empezaron a descender, creció el griterío:
-¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor!  ¡Paz en los cielos! ¡Hosanna!
Algunos fariseos que estaban entre la gente le dijeron:
-Maestro, reprende a tus discípulos.
-Os digo que si éstos hoy callan, las piedras darán voces,
Jesús, contemplando a Jerusalén, lloró por ella. Mientras tanto corrió la noticia por la ciudad de que era Jesús el que llegaba, y una gran muchedumbre de los que venían a ver para la fiesta de Pascua salió a su encuentro agitando palmas y ramas de olivo, vitoreándolo.
Así entró por las calles de Jerusalén y toda la ciudad se  conmocionó. Llegó al templo, donde curó a los enfermos.Los niños contagiados por el entusiasmo de  los mayores también empezaron a gritar en el templo:
-¡Hosanna al Hijo de David!
CUESTIONARIO

JUEVES SANTO
Lavatorio de los pies


También el lunes y el martes subió Jesús a Jerusalén. El miércoles no salió de casa.
 El jueves, que era el primer día de la Pascua, le preguntaron los Apóstoles:
-¿Dónde quieres que dispongamos todo para la cena? Mandó a Pedro y a Juan, diciéndoles:
-Id a la ciudad y al entrar en ella encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua;
 seguidle y en la casa en que entre diréis al dueño que vais de mi parte. Disponed todo allí.
Habló así para ocultar a Judas el lugar. Jesús quería celebrar aquella cena sin ser detenido
antes de tiempo.
Ya en el cenáculo se sentaron a la mesa y les dijo:
-Muchísimo he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer.
Comenzada la cena Jesús se levantó', se quitó el manto, ciñéndose un paño limpio;
 luego echó agua en un barreño y comenzó a lavar los pies a sus Apóstoles y secarlos
 con el paño. Pedro, cuando le llegó el turno, se negó:
-¡Jamás me lavarás los pies!
-No tendrás, pues, parte conmigo.
-Si es así, lávame también las manos y la cabeza.
-El que está limpio no necesita lavarse más que los pies Y vosotros estáis limpios.
 Aunque no todos.
Esto lo dijo por Judas. Cuando terminó, les indicó:
-Os he dado ejemplo: lo que yo he hecho con vosotros debéis hacerlo con los demás.

CUESTIONARIO

La Ultima Cena

Cuando Judas salió del cenáculo dijo Jesús:
-Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios en él. Hijos míos, poco tiempo me queda
de estar con vosotros.
Concluida la cena, Jesús tomó uno de los panes, dio gracias, bendiciéndolo y luego
 lo repartió diciendo:
-Tomad y comed, éste es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Siempre que hagáis esto
hacedIo en memoria mía..
Luego tomó el cáliz con vino, dio también gracias y tras bendecirlo como el pan,
 lo entregó, diciendo:
-Bebed todos de él, porque ésta es mi sangre del Nuevo Testamento, que será derramada
por muchos para la remisión de los pecados.
Jesús les dio un nuevo mandamiento:
-Amaos los unos a los otros como yo os he amado
A Pedro que habla hecho alarde de seguirle hasta la muerte, le dijo que antes del
canto del gallo lo negarla más de tres veces. Alzando los ojos al cielo oró diciendo:
-Padre, llegó la hora. Te he dado a conocer a los hombres para que tengan vida eterna.
Te ruego por éstos que me diste, y por todos los que han de creer en mí por su predicación.
 Que el amor con que me has amado esté en ellos.

CUESTIONARIO
Traición de Judas


El martes por la noche hubo una reunión urgente en el patio del Palacio del Sumo Sacerdote Caifás: acordaron acabar con Jesús, pero una vez pasadas las fiestas para evitar que el pueblo se amotinase.
Casi a la misma hora, cuando Jesús se retiraba de Jerusalén, les decía a los Apóstoles que dentro de dos días el Hijo del Hombre sería crucificado. Judas Iscariote estaba con ellos, porque había ido a hablar con los príncipes de los sacerdotes:
-Decidme cuánto pagáis y lo entregaré…
Al oírlo se alegraron Y le ofrecieron treinta monedas de plata. Quedaron de acuerdo; y buscar la la ocasión para entregar a Jesús.
En la cena del jueves, después del lavatorio de los pies, Jesús, con gran tristeza, dijo:
-En verdad os digo que uno de vosotros me entregará.
-¿Quién, Señor? -le preguntaron todos.
-Más le valiera no haber nacido a uno de los doce que estáis comiendo en mi mesa.
La cena seguía. El joven Juan estaba junto a Jesús y recostando su cabeza en Él le preguntó quién era. Sin que los demás lo oyera. contestó: ´Aquel al que Yo dé un trozo de pan mojado en salsa. Este gesto era un signo de predilección.
Cuando Judas tornó el bocado, se levantó para salir. Era noche ya cerrada. Jesús le dijo:
-Lo que has de hacer, hazlo pronto,
Judas, después de traicionarlo, arrojó las monedas y se ahorcó.

CUESTIONARIO

 VIERNES SANTO
La oración en el huerto 
y el prendimiento


Cuando Jesús y los Apóstoles salieron del cenáculo, fueron subiendo hasta el huerto de los olivos. Dejó a algunos a la entrada y se llevó con Él a Pedro, Santiago y Juan, y les dijo:
-Mi alma está triste; esperad aquí y velad conmigo.
Se separó de los tres a corta distancia, se arrodilló apoyando el rostro en tierra. Su oración era:
-Padre mío, si es posible pase de mi este cáliz de tormentos; mas no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Así estuvo un largo rato. Por dos veces volvió adonde estaban los tres, y los encontró dormidos. Los reprendió dolido por no acompañarle con la oración en aquellos momentos de honda tristeza. Durante la oración fue tanta su angustia que llegó a sudar gotas de sangre. De la oración salió confortado y decidido a afrontar lo que le aguardaba. En el silencio de la noche oyó pasos sigilosos que se acercaban. Despertó a los Apóstoles:
-¡Basta, levantaos! Llega ya el que me entrega.
Judas había avisado a un pelotón de soldados y z representantes de los sacerdotes que lo acompañaban.
-Al que yo bese, ése es; prendedlo y llevadlo con cautela.
Se adelantó, se acercó a Jesús y lo besó.
-Amigo, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? dijo Jesús y, dirigiéndose a la tropa, les preguntó:
-¿A quién buscáis?
-A Jesús Nazareno -le contestaron.
-Yo soy; pero si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.
Los Apóstoles huyeron y Jesús se dejó prender.

CUESTIONARIO

El juicio ante Anás y Caifás


El viejo Anás había sido Sumo Sacerdote. Astuto tejedor de intrigas, consiguió que le sucediera en el cargo su yerno Caifás. Para adular al temido viejo, llevaron a Jesús ante él antes que a nadie.
Anás preguntó a Jesús sobre sus discípulos y sobre su doctrina. Jesús se limitó a contestar:
-Yo siempre he hablado en público. No me preguntes a mí; pregunta a los que me han oído; ellos saben lo que he dicho.
Anás lo envió atado a Caifás que lo estaba esperando con los miembros del senado.
Se puso en pie y con solemne autoridad le preguntó:
-Dinos bajo juramento si tú eres el Hijo de Dios.
-Yo soy. Y os digo más: veréis al Hijo del Hombre sentado a la derecha de Dios Todopoderoso, y venir en las nubes del cielo.
Caifás se rasgó las vestiduras y dijo:
-Todos lo habéis oído. ¡Ha blasfemado! ¿Qué decís?
-Reo es de muerte -sentenció la asamblea.

CUESTIONARIO

Las negaciones de Pedro

Desde el huerto de Getsemaní, Pedro y otro discípulo siguieron a Jesús a prudente distancia
hasta el palacio de Anás y Caifás. Pedro se quedó en la puerta y el otro, conocido del personal
de servicio,
pudo entrar. Al rato volvió y habló con la portera consiguiendo que Pedro pasara.
Era un amplio patio porticado: a un lado estaba la vivienda de Anás y al otro la de Caifás;
en el centro del patio los guardias habían encendido una hoguera para defenderse del frío de la noche.
La muchacha portera miró a Pedro y le preguntó:
-¿No serás tú uno de los discípulos de ese hombre?
-No Io soy -contestó secamente Pedro.
Se sentó bajo el pórtico cuando lo vio otra criada:
-Este estaba con Jesús Nazareno.
.No conozco a tal hombre -negó Pedro con juramento.
Huyó al centro del patio con los que estaban de pie calentándose en la fogata.
Uno de ellos lo miró al resplandor de las llamas y le preguntó:
-¿No eres tú uno de sus discípulos?
-¡No sé lo que dices; no lo soy!
Pasando un rato otro dijo:
-De veras que éste andaba con Jesús; pues se nota claramente que es galileo.
Pedro e empezó a lanzar imprecaciones y a maldecir y jurar:
-¿No conozco a ese hombre de quien habláis! --Yo le vi en el huerto con él - le aseguró otro.
Y` Pedro volvió a negar. De repente un gallo lanzó su canto de la madrugada.
Pasaba entonces Jesús por el patio después del juicio ante Caifás y miró a Pedro.
Recordó lo que le había dicho unas; horas antes y, saliendo afuera, empezó a llorar.

CUESTIONARIO

El juicio ante Pilato

La sentencia dada por el tribunal de los judíos debía ser revisada y ejecutada por el procurador romano Poncio Pilato. Bastante temprano llevaron a Jesús hasta el pretorio, y Pilato escuchó las acusaciones: lo acusaban de alborotar al pueblo, oposición a pagar los impuestos al César y que se proclamaba el Cristo Rey.
Pilato interrogó a Jesús acerca de estos cargos. Sobre si era rey, le respondió:
-Soy rey, pero mi reino no es de este mundo.
El procurador vio que era inocente y as! lo manifestó. En ese momento acudió la turba a pedir el indulto que, según costumbre, se daba con ocasión de la Pascua. Pilato les dio a elegir entre un asesino llamado Barrabás o Jesús. Los principes de los sacerdotes incitaron a la turba a que gritara:
-¡Haz morir a éste, y suéltanos a Barrabás!
-¿Qué hago con Jesús que se llama el Cristo?
-¡Crucifícale, crucifícale!
-Yo no hallo en él causa de muerte; lo castigaré y lo soltaré.
-¡Crucifícale, crucifícale!
Pilato mandó soltar a Barrabás y que azotaran a Jesús.
En el patio lo desnudaron y lo torturaron a latigazos; tejieron una corona de espinos y se la clavaron en la cabeza; le echaron encima de las espaldas un trapo rojo como manto real, y entre las manos le pusieron una caña como cetro.
Con este humillante aspecto lo presentó Pilato al pueblo.
-¡Éste es el hombre!
-¡Crucifícale! Según nuestra ley debe morir porque se dice Hijo de Dios.
Pilato se rindió, y se lavó las manos ante el pueblo, mientras decía: "Soy inocente de la muerte de este justo". Así lo entregó para que lo crucificaran.
CUESTIONARIO


Muerte en la Cruz

Inmediatamente después de la cobarde decisión de Pilato lo vistieron con sus propias ropas, y cargó el madero de su cruz. Custodiado por soldados romanos, salió Jesús hacia el lugar llamado Gólgota o Calvario, en los extramuros de la ciudad.
El centurión obligó a un labrador llamado Simón de Cirene, a que le ayudara a llevar el madero, pues era muy pesado.

Era mediodía cuando llegaron al Calvario.
Después de despojarlo de sus vestiduras,
lo clavaron de pies y manos al madero. Con Jesús crucificaron a dos ladrones, uno a cada lado.
Los soldados se dispusieron a esperar a que
Jesús muriera.

Jesús en su agonía rezaba:
-Padre, perdónales porque no saben lo que hacen.
Uno de los ladrones le pidió:
-Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.
-Hoy estarás conmigo en el Paraíso -le aseguró Jesús.
Junto a la cruz estaban su madre y el joven Juan. Les dijo:
-Mujer, he ahí a tu hijo. Juan, he ahí a tu madre.
Era hacia las tres de la tarde. Densos nubarrones hablan entenebrecido el cielo.
Con gran voz exclamó:
-Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
E inclinando la cabeza expiró. La tierra tembló, rasgándose el velo del templo.

 CUESTIONARIO
La sepultura

Cuando el centurión vio cómo había muerto Jesús y los fenómenos que ocurrieron, exclamó:
-Realmente era el Hijo de Dios.
Y la gente que estaba allí y contempló aterrorizada lo que sucedía regresó a la ciudad dándose golpes de pecho.
Uno de los soldados traspasó con la lanza el costado de Jesús para asegurarse de su muerte.
José de Arimatea, varón justo y bueno, ilustre senador que no habla compartido las decisiones tomadas contra Jesús, acudió a Pilato para pedirle el cuerpo del Maestro. Compró una sábana y fue al Calvario. También Nicodemo acudió allí llevando unas cien libras de mirra y óleos para embalsamar el cuerpo . Ambos eran discípulos de Jesús en secreto.
Se ponla el sol y estaba próxima la hora en que debían empezar a guardar el descanso del gran sábado de la Pascua. Rápidamente descolgaron el cadáver de Jesús, lo lavaron, lo ungieron y lo envolvieron en la sábana. Allí mismo José tenia en su huerto un sepulcro recién excavado en la roca. Pusieron a Jesús en él e hicieron rodar la piedra preparada para tapar la entrada.
Un grupo de mujeres, entre las que se hallaban María, madre de Jesús, y María Magdalena, regresó a Jerusalén tuvieron tiempo de comprar aromas y ungüentos para enterrar debidamente a Jesús, una vez pasado el sábado de Pascua.
Los jefes de los judíos, impresionados por los fenómenos que se produjeron durante la muerte, fueron a hablar con Pilato para que destinara unos soldados a montar guardia en el sepulcro, y precintaron la piedra de la entrada.
 CUESTIONARIO

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

La Resurrección

Con las luces del alba del primer día de la semana, los soldados notaron una fuerte sacudida bajo sus pies y el resplandor como de un relámpago los aturdió. El miedo les hizo correr a contar lo ocurrido a los jefes de los judíos.
Casi al mismo tiempo el grupo de mujeres salió de la casa con los ungüentos y aromas. Mientras iban se decían: ´¿Quién nos quitará la piedra del sepulcro?ª Cuando estaban cerca la vieron corrida. Entraron y comprobaron que no estaba allí el cuerpo de Jesús. María Magdalena, sin aguardar más, corrió a dar tan lamentable noticia a Pedro y a Juan. Las otras mujeres se quedaron allí y de pronto vieron a un joven con vestiduras blancas sentado al lado derecho, que les dijo:
-No temáis. Sé que buscáis a Jesús Nazareno. No está aquí, ha resucitado. Id y decidlo a sus discípulos.

Ellas salieron gozosas a dar la noticia.
Pedro y Juan acudieron corriendo y comprobaron
lo que les había dicho María Magdalena, que venía detrás.
Juan creyó que había resucitado al ver cómo estaban los lienzos que habían envuelto el cuerpo de Jesús. Ambos regresaron a la ciudad.
María Magdalena se quedó llorando a la entrada del sepulcro; vio a un hombre de pie y creyendo que era el hortelano, le dijo:
-Si te lo has llevado tú dime dónde lo has puesto.
-¡María! -le dijo Jesús.
-¡Maestro! -exclamó ella reconociéndolo. Se postró y le abrazó los pies.
Jesús también se apareció al grupo de mujeres que aún iban hacia la ciudad:
-Dios os guarde. Dad la buena nueva a los hermanos; que vayan a Galilea y allí me verán.
Ellas, al reconocerlo, se le acercaron y lo adoraron postradas.
Los discípulos no las creyeron.

CUESTIONARIO 


104 MINIVIDEOS SOBRE LA SEMANA SANTA

ÚLTIMA CENA Y PASIÓN



RESURRECCIÓN Y APARICIÓN A LOS DISCÍPULOS

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